“Nos
hemos desbordado y ahora pagamos el precio de haber llevado las cosas
a un punto donde detenerse es difícil pero necesario”, “Hemos
producido una inflamación agobiante y ahora hay que ajustarse a a
realidad”,”Habrá que replantear la industria en los próximos
años”. Estas fueron las típicas frases que las discográficas
decían con la nueva crisis del 1973 empezada a causa de la guerra
Yom Kippur entre Israel y Egipto. Esta guerra que parecía no tener
nada que ver con la industria musical, se vio mas afectada de lo
previsto. En general, el mundo entero se vio afectado tras la escasez
de materias primas y petróleo vendido a precios altísimos tras la
caída de Egipto, uno de los primeros países exportadores de
petróleo. La música fue afectada a causa de que después de su
momento mas glorioso, la venta de discos cayese en picado por a falta
de ellos por no poder crear mas, a causa de una limitación por la
escasez de las materias primarias derivadas del petróleo. Las
compañías discográficas tuvieron que pensar rápidamente que hacer
y decidieron editar solo a los grandes vendedores sin la menor
oportunidad para la búsqueda de nuevos talentos o directamente abrir
camino a grupos minoritarios. El problema fue aun mayor cuando
Suecia, la principal proveedora de cartulina, tuvo que interrumpir el
suministro lo cual llevó a que las grandes discográficas
almacenasen papel y cloruro de polivinilo en grandes cantidades
provocando una falta de ello en las discográficas mas pequeñas.
Además, el aumento desmesurado de los precios hizo aún mas difícil
la venta de discos y los pocos conciertos que se hacían también se
veían afectados por la falta de energía para que los instrumentos
dispusieran del suficiente voltaje, o los altavoces y la iluminación.
El año 1975 fue de renacimiento, pero ya nada era igual.
Vas molt bé, Cristina. Continua així.
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